Ayer falleció Charles. Me lo contaba mi abuela recién
llegada de Merlo. “Que manera tan linda y digna de morir”. Era ya viejito,
alguien que toda su vida había sido muy meticuloso y organizado.
Ella me contó que en un principio se había pensado que podría
haber sido debido a una electrocución, porque lo encontraron muerto junto al
poste de luz en el momento en que estaba averiguando por qué no había
electricidad en la casa. Ese día antes había estado limpiando algo grande, creo que la pileta,
haciendo mucho ejercicio y estando en movimiento. Piensan que simplemente falleció,
su corazón se apago. No había rastros de choque eléctrico, simplemente lo
encontraron en una posición tranquila, con los brazos cruzados sobre el pecho y
la cabeza un poco mirando hacia abajo, como quien se duerme tras una jornada
agotadora de vigilia y acción.
Yo entonces pensé en los posibles dolores de un infarto
previos a la muerte, y le pregunte:
Por que tan linda?
Y ella me contesto algo tan cierto: todos los parientes y
conocidos que han ido falleciendo en estos años generalmente lo hicieron tras largos padecimientos crónicos, de
lenta agonía de cáncer con destructivas radioterapias en tristísimos sanatorios,
o enfermedades degenerativas estilo Alzheimer, en donde iban perdiendo sus
capacidades y a su vez iban siendo muchas veces tratados como si ya estuvieran
muertos. Incluso mi abuelo Pocholo, que tantas culpas tenía guardadas, pasó
unos últimos años entre operaciones y silla de rueda en donde su indignación con
el mundo se iba incrementando y en donde ya el mundo prefería, y esta vez podía,
evitar sus agravios.
Charles falleció
como un caballero, buscando mejorar lo que lo rodeaba con su presencia hasta el
último momento, con paciencia y meticulosidad, sin perder la constancia.
Y por eso un
día como hoy, 22 de diciembre del 2012, habiendo comenzado el nuevo ciclo astronómico,
solar, etc etc, con todos los cambios de vibraciones que eso implica, uno
termina pensando en esas cosas. En la manera digna de morir, quizás por el
morbo. Pero mucho más aun en esa manera de vivir que estamos emprendiendo, que
dignifique y de sentido a nuestro paso por el mundo, a nuestro aporte para
clarificar la relación entre nosotros y el universo del que somos parte.
Se trata de
buscar la libertad, y de ayudar a que todos nos entendamos libres y con
igualdad de atribuciones entre cada uno de nosotros. Al fin y al cabo hasta la
ciencia reconoce que somos pedacitos de
estrellas pasadas que ahora vibramos al ritmo de su luz.